jueves, 6 de mayo de 2010

Comunicado número uno del 2010, los hechos hasta el mes de mayo.

Lo sé, lo sé, tengo un severo problema con este blog y consiste en que sólo lo actualizo cuando estoy en épocas difíciles, ésta no es la excepción. Resulta que después de mi cuasi divorcio de aquel, al que sólo llamaré el Don para conservar su anonimato, me tiré a la fiesta y al entretenimiento no tan sanos esperando autodestruirme o construirme de nuevo. Pues grande fue mi sorpresa al ver que no sólo mejoré mis cualidades sociales sino conocí a gente increíblemente genial. Sin embargo, no hay historia que yo haga que esté llena de felicidad, así que un día se me presentó un jovenzuelo y básicamente me sacó de golpe de mi vida loca, aquí tenemos el problema que me trae a publicar en este espacio.

Yo era una soltera feliz pero un joven abogado llegó y sin cuestionar demasiado me mostró su curriculum: joven, apuesto, amable, caballeroso, gran sentido del humor, inteligente, lleno de planes y para colmar el plato, me consideraba una diosa. No pude evitarlo, sus galanterías me llevaron a enamorarme irremediablemente, todo iba bien, hasta que surgieron las incompatibilidades y temí terriblemente que que no lo pudieramos manejar.

Dicho y hecho, de buenas a primeras heme aquí, soltera de nuevo sin saber muy bien qué sucedió después de vivir dos meses y cacho de absoluta e irracional felicidad. No estoy exagerando, la situación en verdad era maravillosa y hasta mis amistades más críticas se sorprendieron cuando berreando comuniqué la noticia. Un rato culpé al karma, otro a los hechizos que pudiera estar armando el Don con chamanes del mercado de Sonora, momentos más me culpé a mí, muchos más lo responsabilicé a él, en todos lloré como magdalena por la frustración que me embargaba.

Una semana viví en negación esperando que volviera, no lo voy a negar, el final había sido tan extraño que simplemente no llegaba a entender nada. Era tal mi desesperación que terminé confesando mi triste historia a mi mentor favorito y no pude mentirle, estaba tan

triste que no podía ocultarlo. Hace dos días entendí, estoy en depresión, dormir en exceso y un kilo menos mostraron lo evidente, tal vez dos rompimientos en menos de cuatro meses estaba contraindicado y no quise hacer caso, pero yo no pensé que se acabara tan rápido.

Obviamente me siento mejor, si no esto hubiera sido otra carta de odio y tristeza, pero curiosamente no lo es. Me siento mejor porque ya hice todos los procesos que debía cumplir para hacer catarsis y dejar la tristeza a un lado. No estoy del todo bien, evidentemente, lo extrañaré un tiempo, y si las reglas se cumplen, sólo penaré un mes más por su ausencia, por ser la mitad de lo que pasamos juntos.

Sí ya sé, seguro un par me tildará de ridícula por hacer tanto pancho si compartimos poco tiempo, pero les digo que después de mi relación tormentosa con el Don yo sólo estaba dispuesta a dejar la seguridad de mi soltería por algo increíble, y así era él, absolutamente increíble.