sábado, 17 de julio de 2010

No tengo de otra...

“Antes eras hiperactivo y ahora no te levantas de la cama, prefieres ver televisión a leer un libro y ni siquiera quieres salir de casa, no importan los amigos o el evento que sea, inventas una excusa a ti misma para no salir, oh sorpresa, a eso algunos le llaman depresión.”


Eso me digo en mi tercera noche en vela después de pensar y pensar en qué diablos me pasa. Llevo tres semanas sin moverme, ya subí de peso, me aprendí los horarios de chorromil series idiotas y descubrí que mi entusiasmo al regreso de mi brinco al charco se esfumó. Ya no tengo ganas ni de recurrir a mis amigos, a algunos no quieros llenarlos de malas energías compartiendoles las mías y de otros sé que recibiré regaños por sentirme mal.


Sé qué no me sentiré mejor si no averiguo el origen de ésto, y creo que ya lo encontré, cometí la peor idiotez del mundo teniendo dos novios seguidos despues de no haber tenido novio nunca y ahora, vualá, me siento terriblemente sola.


Ahora mismo, querido lector, estas haciendo tu juicio de valor: “esta vieja está loca, cómo publica ésto” o “pobre mujer, qué no sabe que hay gente muriendo en todas partes, que se deprima por eso” o a lo mejor eres ligeramente más comprensivo y entiendes de lo que hablo. Cualquiera que sea la opción debo explicar por qué hago ésto.


Mi terapia desde niña ha sido escribir lo que siento, y ahora mismo este texto se vuelve una especie de grito pidiendo ayuda de mi autodestructiva personalidad. No voy a atentar contra mi vida, no se preocupen, no quiero un escuadrón en casa para llevarme al psiquiatrico, pero cuando la gente no aguanta ni a sí misma es dificil salir del ensimismamiento.


No ayuda que en este preciso momento esté pensando que mi ex dirá lo creida que soy y que ésto es una llamada de atención ridícula, que nadie debiera hacerme caso. Ello quiere decir que es parte del problema la atención que le pongo a él, pero siendo honesta, lo adoraba y me duele que piense así de mi, y por más que piense que es un tremendo imbecil, la verdad es que en el fondo lo considero, aunque equivalga sentirme mal conmigo. Sé que debiera expulsar de mi medio eso que me daña, pero admito mi idiotéz extrema al no hacerlo, sí, soy incapaz, a pesar de lo mucho que una de mis mejores amigas refunfuñe al respecto.


Ahora me levanta un poco leer el párrafo anterior y percatarme de que mi estilo mejora, pero eso es evadirme de la situación, no debo hacerlo, he de enfrentarlo y no seguir tirada en cama, no sé de dónde sacaré energías para levantarme e ignorar que aquel me quiera un segundo y me diga cosas horribles en el siguiente. Mañana saldré, veré a mis amigos e intentaré que mi jovialidad no sea una ficción como ha sido las ultimas semanas y pensaré en lo mucho que debo amar de mi misma y que amará alguién eventualmente.