domingo, 12 de junio de 2011

Mis queridas putas...

Esta es una carta abierta a todas aquellas y aquellos que asistirán hoy a la convocada “Marcha de las Putas”, de todos conocidos originada en Canadá que ahora es importada por un grupo de mujeres que reclaman porque el NO sea NO.

Queridas putas, mi nombre es Nabila, soy mujer mexicana de características físicas promedio y he sufrido, como todas ustedes, las consecuencias de ser mujer en este país: me han chiflado, gritado, abordado con lenguaje vulgar y por suerte me he librado de agarrones en trasporte público, pero fui perseguida dos veces en un mismo mes por el mismo loco acosador que ronda en estación de metro Balderas. Aún así hoy no asistiré a su marcha.

¿Por qué no lo haré? Escribo para explicarlo, no por necesidad de justificarme, sino por hacer oir mi voz al respecto, pues si bien estoy de acuerdo con el objetivo propuesto el medio me parece simplón y poco efectivo, porque…

…¿Cuántas de ustedes, mis queridas putas han llamado así a otra por la razón que sea? Imagino son muchas, aunque no lo admitan, porque la violencia contra las mujeres a veces es peor dentro del mismo género, porque somos las primeras en pensar que sutana y mengana llegaron a cierto puesto ejecutivo por putas, por hacer favores o por lo bonitas que puedan ser. ¿Cuántas de ustedes dejarán de denigrar a otras mujeres?

… ¿Cuántas de ustedes, putas queridas, piensan que las prostitutas, las mujeres que entran en la definición literal de putas, no merecen respeto? Mujeres somos todas y tenemos derechos, esas mujeres que venden su cuerpo por dinero también merecen respeto y el estereotipo que llevan en su vestimenta para marchar hoy no es precisamente el que ellas llevan puesto. ¿Cuántas veces han pasado por Tlalpan, San Pablo y hasta Insurgentes y observaron a las prostitutas de lejos? Seguro las tomaron como parte del mobiliario y muy probablemente sintieron repulsión, no se detuvieron a pensar que aquellas que hoy caricaturizan son producto en parte de una sociedad con poca y mala educación e incluso resultado de un crimen tan terrible como la trata.

…¿Cuántas de ustedes, mis queridas putas están ocupas por la violencia presente en el país? ¿Cuántas caminaron con otros miles de personas en la marcha nacional? No dudo que muchas, mujeres involucradas con los derechos de todos y en especial de aquellos en mayor riesgo, periodistas, activistas, jóvenes. Pero ¿y las demás?, las que sufren a diario la molestia de ser mujer por lo menos en esta ciudad pero son incapaces de sensibilizarse ante el sufrimiento ajeno, por qué no aprovechar esta marcha para sensibilizarlas respecto a eso, por qué no mostrar datos sobre feminicidio y violencia en el noviazgo, porque no hacer el evento más nuestro y convocar a favor de nuestras mujeres por lo que viven y no so pretexto de un policía idiota en Canadá.

…¿Cuántas de ustedes, mis queridas putas, hoy se visten como lo que creen es una puta para caricaturizar el estereotipo pero son las primeras en indignarse cuando se burlan del mexicano flojo y, citando al equipo de Top Gear, pedorro? Burlarse hasta ahora sólo ha servido para recalcar estereotipos, hacemos chistes sobre gallegos sin conocerlos pero nos indignamos cuando nos tocan la imagen del mexicano, ¿por qué hoy mis putas, putitas, putísimas, vestirse de algo que no todas conocen, vestirse de una realidad que, por más presente, les queda muy lejana para reclamar su libertad? Es parte del estereotipo creer que el llamarnos putas es una ofensa, si lo eres no lo es, y si no lo eres tampoco, de nosotras depende que el discurso sea efectivo.

Mis queridas putas, estos son algunas cuestiones que me alejaron de la marcha que hoy convocan, les aseguro que a pesar de no caminar con ustedes hoy vestida de la forma en que convocaron, camino a diario con nuestro género y sufro lo que todas sufrimos, me ocupo de razonar con los hombres que tengo cerca sobre la importancia del respeto mutuo, pero también respeto a las mujeres que me rodean y procuro no agredir aunque a veces mis enojos no lo permitan. Me comprometo a apoyar a otras mujeres para vencer el techo de cristal que limita nuestro desarrollo en sociedad y a luchar a diario porque el NO sea NO.

Por lo pronto y aunque ustedes digan que es de putas, seguiré usando mis medias de red, saldré en minifalda a la calle y no me dará vergüenza bailar en la barra de algún bar porque me siento libre de hacer lo que quiera, soy afortunada de rodearme de hombres y mujeres libres que no toman mi actitud de manera pre juiciosa, porque soy Nabila a secas, ni puta ni monja.