jueves, 11 de agosto de 2011

Discurso Foros ciudadanos para el desarrollo del D.F.

Muy buen día Rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, Dr. José Narro Robles; Presidenta de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, Diputada María Alejandra Barrales Magdaleno, representantes ciudadanos presentes en esta mesa y público presente.

Los jóvenes somos la materia más fértil para desarrollar positivamente la ciudad de México, un monstro del urbanismo hecho sobre la marcha que a diario podemos disfrutar o sufrir. Nosotros tenemos la curiosidad necesaria para adentrarnos en los espacios que nos ofrece y los bríos suficientes para mejorarlos o crear nuevos. Sin embargo el desinterés y en muchos casos la necesidad nos aleja de la posibilidad de contribuir en alguna medida en el espacio que nos desarrollamos.

Yo nací en esta ciudad, en la Colonia Doctores, una colonia que, desde que tengo memoria, han catalogado como conflictiva. Crecí ahí al igual que mis padres y abuelos, conocí las vecindades que después fueron derribadas para construir edificios modernos, las fiestas en plena calle amenizadas con sonideros y la conciencia de residir en un lugar que todos temían por la delincuencia. He convivido tanto con gente valiosa como conocido a esos que nos gusta llamar delincuentes por etiquetar, aunque sean también producto de la sociedad.

En la Facultad de Derecho, en Ciudad Universitaria, el lugar en el que estudio actualmente, escuchamos historias de compañeros que deben viajar de 2 a 4 horas, dependiendo del caos que reine en la ciudad, para poder instruirse, incurriendo en gastos que probablemente no puedan costear por mucho tiempo. Las estadísticas dicen que prácticamente la educación básica está garantizada, pero en el camino, aún cuando hayan logrado un lugar en la educación media superior y superior, la deserción escolar los alejará de las aulas.

Entonces surgen ninis, como muy elocuentemente han etiquetado a jóvenes que no estudian ni trabajan; algunos se ocupan en obtener un oficio, apoyar la labor familiar, estudiar un idioma o trabajan en el sector irregular. Pero para la educación no hay irregularidad.
Los jóvenes están a merced no sólo de la capacidad que tengan las instituciones educativas para admitirlos, sino también de sus circunstancias.

Yo estoy del lado favorable de las estadísticas, aún cuando mis circunstancias, tampoco fueron ni son las mejores, cuento con ventajas reflejadas en la consulta hecha a los comités ciudadanos, un ejemplo es la conectividad, que fue considerada como relevante por una minoría en la Delegación Cuauhtémoc debido a que tenemos disponibles los diversos tipos de transportes públicos. Aquellos que no deben transportarse por largos periodos de tiempo, cuyas necesidades y servicios básicos están cubiertos y tienen acceso a la educación tendrán mayores probabilidades de detenerse a observar su entorno y buscar soluciones activas a las problemáticas que viven.

Inteligente fue diferenciar por bloques la ciudad de acuerdo a las necesidades de cada zona, pues permite ver con mayor claridad las circunstancias de las que hablo desde mi experiencia personal y tendrían que aclarar el camino a seguir en la aplicación de políticas que favorezcan su desarrollo, sin embargo corremos el riesgo de que nuestros representantes locales no conozcan lo que cada zona de la ciudad necesita más allá de lo reflejado en las estadísticas, o no lo tengan tan presente como sus pobladores.

Por ello los ejercicios de vinculación ciudadana con los proyectos gubernamentales son vitales, es necesario se atraiga la opinión de los actores sociales, para no sobre regular, hacer las leyes ejecutables y propiciar que las políticas públicas tengan un efecto social positivo,; podría sonar absurdo, pero es necesario escuchar la voz de aquellos interesados tanto en temas que podrían parecer intrascendentes como la tala de árboles en pos del desarrollo urbano, como en temas de fuerte atracción social como el matrimonio entre personas del mismo sexo.

Los jóvenes somos parte de esta ciudadanía que podría participar en la toma de decisiones y ejecución de procesos. Estamos justo en el momento en que, con los espacios y guía adecuados, podemos ser enfocados a crear en beneficio de nuestro entorno, bien sabemos que se crean leyes en nuestro beneficio y se realizan encuentros como el que inicia hoy, pero si el esfuerzo se queda aquí, corto y sin mayor pretensión que la nota periodística o la fotografía, no servirá de nada.

Es necesario crear opciones y facilitar su acceso, reforzar en estas áreas ya determinadas la atención a los mal llamados ninis y la correcta vinculación con aquellos que, como yo, tenemos menores obstáculos para nuestro desarrollo integral. Por ejemplo, he observado que nuestra sociedad convence al joven de que el fin último al que aspira es a una carrera universitaria. Reforzar la educación técnica, en cambio, abre el panorama, permite que se piense en redefinir objetivos y no sólo en perderse en esa búsqueda, desafortunadamente en muchos casos infructuosa de asistir a la universidad.

Hay responsabilidades innegables que deben cumplir aquellos que nos gobiernan, pero los jóvenes tenemos que poner de nuestra parte y dar ese extra que nos permita apoyar la labor de las autoridades, no es suficiente que los espacios se abran o se creen, es hora de que nosotros, que padecemos ya los males de esta ciudad, comprendamos nuestra corresponsabilidad en su mejoramiento, nosotros mejor que nadie conocemos las necesidades de nuestro entorno y podemos no sólo participar sino atraer a otros.

El reto ahora es ver hacia adelante, visualizar cómo queremos que sea el Distrito Federal en cinco, diez y quince años y con base en ello armar un plan con objetivos a lograr en momentos específicos.

Personalmente, espero que disminuya el tránsito, se planee mejor el transporte público que uso a diario para hacerlo más eficiente y menos contaminante, así como se recuperen espacios sobre todo en colonias conflictivas como la mía para brindarlos a la población y se amplíen las opciones educativas. Probablemente mis peticiones suenen tan simples como pedir el desarme y la paz mundial desde una sillita, cual Mafalda, célebre personaje del caricaturista argentino Quino, pero confío que esta ciudad de vanguardia sabrá concentrar sus recursos financieros y humanos en un desarrollo más organizado y efectivo.

Agradezco enormemente a aquellos que me brindaron este espacio de expresión y a todos ustedes su atención.

No hay comentarios: